viernes, 16 de octubre de 2009

LA MUJER PERFECTA


Hola, amigos:

La mayoría de vosotros, al leer el título de la entrada, habeis pensado en Scarlett Johansson, Megan Fox o alguna chica por el estilo. Vosotros, los veteranos, habéis pensado en Pamela Anderson cuando estaba buena. Y vosotros, los puretillas, habéis pensado en Bo Derek y la película del mismo título.

Pero como la verdadera belleza está en el interior, aunque todos vuestros instintos digan otra cosa, la verdad es que hoy hablamos de la tremenda historia de Aurora Rodriguez y su hija Hildegart. Dedicado a Mari Carmen, poseedora de todo tipo de belleza en general.

Aurora nació en El Ferrol en 1890. Hija de un abogado y una ama de casa, fue la tercera en llegar a una familia acomodada pero poco feliz. De su padre siempre hablaba bien, de su madre decía que era frívola y egoísta, a pesar de que apenas la había conocido porque murió cuando era muy joven, quizá porque el propio padre culpaba siempre a su esposa de la infelicidad del matrimonio.

Nunca mantuvo buenas relaciones con sus hermanos. De su hermana decía que era perversa y de su hermano que era cobarde y abúlico. El angelito se fue convirtiendo en una persona introvertida y reflexiva que disfrazaba su carácter con una máscara de violencia y rebeldía. Siempre alardeaba de no haber sido nunca doblegada por nadie, ni con halagos ni con castigos y apenas se relacionaba con su entorno.

A los catorce años, cuando murió su madre, pudo dedicarse a realizar una tarea completamente prohibida a las mujeres en aquel tiempo: disfrutar a sus anchas de la biblioteca del padre sin supervisión de la lectura. Pero su escasa formación le impidió aprovechar la vasta colección de sabiduría. Los únicos libros que leyó fueron los de autores socialistas utópicos como Saint Simon, Owen o Fourier, sin pararse a pensar que eran utópicos porque lo que proponían no podía realizarse. Era lo que le faltaba a una mujer de carácter tan extremista. Se convirtió en una socialista y atea fanática, que odiaba a las mujeres por dejarse dominar sin luchar.

Un día, Aurora se quedó anonadada ante un caso que llevaba su padre. Se trataba de la disputa entre una pareja mal avenida que tenía una hija. Querían separarse y ambos pretendían la custodia de la niña. La ley favorecía siempre al hombre, así que la mujer, para no verse alejada de su hija, decidió quedarse con su marido a pesar de sentir hacia él una repulsión tremenda. Ahora también odiaba a los hombres y se prometió a sí misma no casarse nunca. Lo cumplió.

Poco tiempo después, su hermana la perversa se quedó embarazada, todo un acontecimiento ya que estaba soltera. A lo mejor la opinión que de ella tenía nuestra amiga estaba justificada, porque abandonó a su hijo en la casa familiar para marcharse a Madrid y tratar de rehacer su vida. La arisca y solitaria Aurora sorprendió a todos haciéndose cargo de su sobrino con fervor.

Una de las cosas que mas le gustaba era sentarlo a su lado cuando tocaba el piano. A los pocos meses el niño tocaba con soltura, incluso superando a su tía y maestra. Con el tiempo llegaría a ser el "Mozart español", el célebre Pepito Arriola, niño prodigio que entusiasmó al mundo a principios de siglo. Se atribuyó a sí misma la creación de aquel genio, se acordó de que las mujeres solo podrían luchar contra su destino si disponían de formación, medios y aliento, y se autoimpuso una misión sagrada: tener una niña, educada por ella y nadie más que ella, cuya misión sería cambiar el papel de la mujer en el mundo.

Queria crear la mujer perfecta.

Para controlarlo todo desde el principio decidió concebirla sin amor, pasión ni placer, solo con la colaboración estrictamente necesaria de un hombre que se aviniera a sus reglas. Y estuvo varios años buscando un candidato que se ajustara al patrón: sano, inteligente, sin prejuicios y que comprendiera la importancia del proyecto.

Un día conoció a un presunto marinero de 35 años alto y fuerte que acababa de terminar una larga travesía por Suramérica. No hizo preguntas cuando el elegido le contó que se haría pasar por sacerdote porque aparentemente reunía todas las características exigidas. Se mostró abierto, simpático, culto y daba la impresión de estar seducido por la "gran idea" de dar vida a un ser superior. Años después, Aurora caería en la cuenta de que aquel hombre solo estaba seducido por la idea del sexo gratuito con una chica de buena posición y lo haría responsable de su tragedia.

Pero antes de todo eso, el elegido y Aurora tuvieron una serie de encuentros en una casita a las afueras de El Ferrol, que ella relataría posteriormente sin el menor romanticismo y con una enorme frialdad. Se "encontraron" veinte veces seguidas, siempre por la tarde, hasta que nuestra amiga estuvo segura de haber quedado embarazada. Sin dar explicaciones, se separó del supuesto marino y de sus parientes, se fue sola a Madrid y se estableció en la calle del Pilar del barrio de La Guindalera. Era la primavera de 1914.

Aurora tuvo suerte y dio a luz una niña sin complicaciones. A saber lo que hubiera pasado si el bebé hubiera sido niño... La llamó Hildegart porque significa "jardín de la sabiduría" y desde el primer momento se volcó en su desarrollo físico y mental. A los dos años estaba más alta y desarrollada que los niños de su edad , a los tres años ya sabía leer y a los diez hablaba alemán, inglés y francés.

Concebida y tratada como si fuese un experimento científico, la niña careció de infancia. Se dedicó al estudio constante, con dos temas prioritarios: la filosofía racionalista y todo lo relacionado con el sexo. Su madre pensaba que era la única forma de que no cayese en la trampa que acababa con el talento de muchas mujeres: el amor.

A los 13 años acabó el Bachillerato, a los 17 se licenció en Derecho y comenzó la carrera de Medicina. Leyó las obras de Carlos Marx, se sintió atraída por el movimiento socialista, del que finalmente se desengañaría, y alcanzó un gran prestigio internacional en el campo de la sexología. Daba mítines, hablaba de socialismo, liberación social y eugenesia y se había convertido en una oradora requerida y aclamada.

Al fundarse la Liga Española por la Reforma Sexual, el famoso médico Gregorio Marañón propuso, y consiguió, que formara parte de la dirección. Su talento llegó a oídos de personalidades como Havelock Ellis, el autor del “Estudio de la psicología del sexo”, máxima autoridad mundial en la materia, o el novelista de ciencia ficción H. G. Wells, autor de obras tan famosas como “La guerra de los mundos” y “La máquina del tiempo”, al que conoció en persona en Madrid, dejándolo profundamente impresionado por su inteligencia.

Pero cuando cumplió 18 años sucedió algo que Aurora no esperaba. Hildegart empezó a cuidar su aspecto físico y dejó de vestir de negro como le exigía su madre. Ahora era atractiva a los ojos de los hombres, que ya no admiraban sólo su inteligencia, y se enamoró de un joven político y compañero del Partido Federal, Abel Velilla, que la correspondía.

Su madre escribió en su diario: “Casarla sería tanto como sacrificar la misión para la que ha venido a la Tierra”, y llegó a la conclusión de que había una conspiración internacional para arrebatarle a su hija cuando Hildegart, alentada por Havelock Ellis y financiada por H. G. Wells, decidió viajar a Londres.

La madrugada del 9 de junio de 1933, tal como acabó contando ella misma, Aurora entró en la habitación donde dormía su hija. Pasó un buen rato en el dormitorio, sumida en sus pensamientos, hasta que se hizo de día y la habitación empezó a llenarse de ruidos. En ese momento empuñó un revólver, apuntó a la sien izquierda de Hildegart y disparó. Luego volvió a dispararle por segunda vez en el mismo sitio. El tercer disparo atravesó el corazón. El cuarto fue efectuado apuntando a bulto y el proyectil se alojó en el pecho de la chica.

En su diario escribió:

He suprimido una obra sublime con un acto sublime, ya que cualquier madre es capaz de parir, pero no de matar a sus hijos. La facultad de dar la vida lleva implícita la de quitarla, pero requiere gran valor”.

Había engendrado a Hildegart como instrumento para una revolución y cuando consideró que se había apartado de su objetivo decidió eliminarla. Aurora fue juzgada y condenada a 26 años, ocho meses y un día de prisión.

Se cuenta que no cumplió su castigo: la mañana del 18 de julio de 1936 llegó anunciando el estallido la guerra civil española, y una de las muchas cosas que trajo consigo fue que todos los presos desaparecieron de la cárcel en la que estaba presa. Se ignora si fueron liberados o aprovecharon el desconcierto causado por el alzamiento para escapar.

Pero la verdad es que no se encontraba en la cárcel, sino en el Hospital Psiquiátrico de Ciempozuelos, donde murió completamente sola.

Muchos años después del crimen, la criada confesó que Aurora había tenido a Hildegart secuestrada durante sus últimos días. Le cortó el teléfono, le prohibió recibir correspondencia, y le impidió cualquier contacto con el exterior. Antes de disparar, le había quitado ya la vida.

Para desgracia de la pobre Hildegart, es uno de esos casos en que se puede hablar con toda propiedad de una hija de la gran puta, aplicando el sentido negativo de la frase solo a la madre.

Besos a tod@s



No hay comentarios: